El método Pilates es un sistema de ejercicios enfocado al entrenamiento físico y al control del movimiento. El monitor de Pilates suele aplicarlo en su aspecto más relacionado con el cuerpo mente y se dirige a un público de mayor edad y con patologías crónicas.
Esto se debe al enfoque en la conciencia y el control que el usuario aplica a su cuerpo y a los gestos que realiza. De ahí viene la inclusión de Pilates dentro de las disciplinas cuerpo – mente. No obstante, si a una sesión de Pilates se dirige con una intensidad considerable, es un entrenamiento gimnástico de alto nivel. Sea a la intensidad que sea, este concepto puede aplicarse a las sesiones de Mat (suelo) o de Studio con el Reformer, Cadillac, Barril,…
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El técnico de Pilates debe diseñar y dirigir sesiones del método a grupos de persona o a individuos, personalmente. Para ello debe trabajar ordenadamente en una serie de aspectos que se detallan a continuación.
Preparación previa de la sesión de Pilates
El diseño de la sesión es clave para el éxito de la misma. Dicho de otra manera, una clase no se puede improvisar.
Respecto del grupo o persona, es posible que sea conocido pero, a veces, es el primer contacto que se tiene con el grupo. Sea como sea, se debe llevar diseñada esa sesión y tener preparados los recursos que permitirán adaptarla en el momento necesario.
Establecer el objetivo: Con la información disponible se deben establecer objetivos de esa sesión. Puede que sea para un grupo de principiantes o avanzados, puede que interese fomentar el control o el rendimiento, puede que haya personas con problemas especiales,… Y se puede plantear una sesión más divertida e integradora con un objetivo más lúdico o más exigente y dura con un objetivo de entrenamiento.
Seleccionar los ejercicios: El método Pilates tiene un enorme repertorio de ejercicios que se amplía si incluimos pequeños materiales como bandas elásticas, aro mágico, pesos ligeros, etc. Estos ejercicios están organizados de manera que podemos usar los esenciales, básicos, intermedios o avanzados.
Cada uno de ellos tiene variantes según la posición o el uso de materiales que pueden hacerlos más fáciles o difíciles. Si se conoce el nivel del grupo, si es homogéneo o hay varios niveles dentro del mismo pueden usarse una serie de ejercicios como base que luego se adaptarán a la realidad del momento en que se imparte la clase.
Estructurar toda la sesión: Las sesiones del método Pilates tienen una secuencia que es la habitual en toda actividad física. En una primera etapa, progresivamente aumenta la intensidad. Es lo que comúnmente se llama calentamiento y que como dice la palabra tiene como intención calentar el cuerpo para que los músculos se hagan más «moldeables».
En Pilates, el calentamiento tiene interés porque recuerda al sistema nervioso las interconexiones con los músculos. Esto es común a todas las actividades físicas pero en Pilates adquiere especial relevancia para adquirir control sobre el movimiento. Es importante que esta fase sea lenta y progresiva para dar tiempo a la adaptación del organismo.
Luego viene la parte principal que es donde se trabajan los objetivos de la sesión en sí. La sesión está adecuada a los objetivos y capacidades del grupo. Los ejercicios del método Pilates pueden ir ordenados según diferentes secuencias que son coherentes.
Por ejemplo, el ejercicio «roll up» se puede enlazar perfectamente con el «hundred» puesto que solo hay que pararse cuando se está sentado. Otros ejercicios no tienen un enlace tan sencillo entre ellos y eso debe cuidarse.
Finalmente, una parte de la clase debe dedicarse a volver a la normalidad, bajar la temperatura y recuperar los músculos que han trabajado.
Dirección de la sesión de Pilates
Indicar los ejercicios: La preparación previa de la clase se plasma en la sala de Pilates. Con la secuencia en la mente, el monitor indica los ejercicios que debe realizar el grupo, a la vez que los demuestra.
Los alumnos copian los movimientos y en ese momento el monitor tiene que multiplicarse observando las posturas, los errores y dando instrucciones verbales, visuales o «imaginativas» para que todos ejecuten correctamente. «Vamos a hacer una “sirena” «, «mirad como tengo las piernas» o «imagina que te tiran de la cabeza desde el techo para ponerte recto» son algunos ejemplos.
Corregir los errores de ejecución: La secuencia de ejercicios debe seguirse por todo el grupo. Si alguna persona realiza un gesto incorrecto e incluso contraindicado se debe corregir, a veces hablando al grupo en general para que se todos aprendan, a veces hablando con la persona en concreto y, a veces, acercándose, ayudándola o incluso modificando el ejercicio. De esta manera estamos dando una clase a un grupo pero adaptándola al mismo y a las personas individualmente. Ese es el gran reto!
Motivar a los usuarios y generar un buen ambiente de grupo: Los usuarios que practican el método Pilates no sólo desean obtener beneficios físicos son que también quieren liberar estrés, relacionarse con otras personas y pasarlo bien.
El monitor tiene que buscar el equilibrio entre actividad física y diversión. La motivación tiene que ver con estas dos cosas y permite que los entrenamientos tengan mayor intensidad, las personas se centren más en el trabajo, haya más liberación de estrés y un beneficio generalizado para la salud.
Conclusión
La actividad de un técnico de Pilates requiere el dominio de varias técnicas y habilidades. Estos aspectos se adquieren en formaciones que como las de Orthos en los cursos de Mat Pilates y Studio Pilates ofrecen un plan de estudios adecuado al ejercicio de esta actividad.