El dolor en el hombro es uno de los problemas más frecuentes cuando preguntamos sobre patologías en las salas de Fitness. El hecho de que una articulación como ésta duela se debe, principalmente, a dos razones:
- A la propia anatomía de la misma
- A una mala técnica de ejecución de los ejercicios
La anatomía de la cintura escapular es bastante compleja e incluye 4 articulaciones y gran cantidad de músculos.
Primera articulación
Mediante la primera articulación, el cinturón óseo que hay en la raíz de la extremidad superior empieza con el anclaje de la clavícula en el esternón y en la primera costilla.
Dentro de la cápsula hay un menisco fibroso parecido al de la rodilla que hace de encaje de las superficies articulares de los huesos.
Esta articulación, que tiene movimientos muy pequeños, y en la que la cabeza medial de la clavícula se une al tórax es un pivote, una bisagra en 3D.
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A partir de este punto, el conjunto de la clavícula al moverse en su máxima amplitud, dibuja una forma de cono o cucurucho con una circunferencia de 10 a 20 centímetros en el extremo.
Si la articulación esterno-costo-clavicular (ECC) está bloqueada o descentrada, el conjunto del brazo tendrá restricciones al movimiento.
Es muy posible que muchos de los que padecen dolor en el hombro hayan tenido una lesión en la articulación ECC y les haya pasado desapercibida. Esto se debe a que los traumatismos de esta zona producen lesiones muy aparatosas (luxaciones del húmero, fracturas, esguinces,…) y el trauma en esta zona tan pequeña de la que estamos hablando, se pasa por alto.
Ahora bien, este olvido nos pasará factura. Al tener bloqueada o descentrada la articulación clavícula-tórax, deberemos compensar por otros lados y esta compensación provocará sobrecargas y lesiones crónicas.
La solución es revisar y, si es necesario, ajustar este pivote con movilizaciones, fricciones o manipulaciones; es decir, necesitamos la ayuda de un terapeuta manual).
Segunda articulación
La segunda articulación de la cintura escapular es la acromio-clavicular (AC) o sea, la que une la escápula con la clavícula y que sigue la cadena de huesos. La AC está aún está más olvidada que la anterior.
Si nos palpamos el relieve de la clavícula y vamos del esternón hacia el muñón del hombro se realiza un recorrido sobre los huesos y, es posible, que notemos una especie de peldaño hacia arriba o hacia abajo.
Esto indica que hay o ha habido una fractura, un esquince, una subluxación o una luxación de la clavícula. ¿Quién no se ha caído de lado y golpeado el hombro? Este golpe puede sacar de sitio o desalinear la clavícula respecto al acromion, el apéndice de la escápula que se eleva y forma un trampolín hacia adelante.
Nos duele pero pasa en pocos días, total ha sido un golpe, es normal que duela… ¡pues cuidado!, porque si ha habido alguna de las pequeñas lesiones citada antes, eso se va a convertir en un problema a la larga (disfunciones-compensación-sobrecarga-dolor-inflamación).
Los crujidos que sientes cuando mueves el hombro son avisos de que algo anda mal con la clavícula. ¡Cuidad la clavícula!: es un hueso “cerrojo” (de ahí le viene el nombre, de latín “clavis”: llave).
Tercera articulación
La tercera articulación de la cintura escapular es la articulación escápulo-torácica y es muy especial; de hecho, no está formada por el contacto de hueso con hueso.
Es una articulación de deslizamiento entre la cara anterior de la escápula u omóplato, plana, o más bien un poco cóncava, con la pared del tórax (las costillas y los músculos intercostales con sus fascias y periostios).
La escápula resbala o “patina” sobre la superficie posterior del tórax. Además, entre la escápula y el tórax hay músculos: el subescapular y el serrato mayor o anterior. El primero forma parte de manguito de los rotadores, el único que viene por delante; y el serrato mayor que interviene en el ejercicio de “press” y que es un músculo inspirador.
En resumen, desde la superficie hacia dentro tenemos: el omóplato, el subescapular, el serrato anterior y, las costillas y músculos intercostales. La escápula está adosada al tórax con músculos interpuestos.
Gracias a la lubrificación del líquido intercelular, puede resbalar hacia arriba, abajo, hacia afuera (abducción) o hacia adentro (aducción) o hacer campaneo: (un movimiento en que el vértice inferior del omóplato va hacia afuera (y es visible bajo la piel) cuando elevamos el brazo o va hacia adentro cuando movemos la extremidad superior hacia el centro o la cruzamos hacia el otro lado.
El movimiento de la escápula, guiado por la clavícula y las dos articulaciones anteriores, hace que podamos orientar el extremo superior y externo de este hueso (recordemos que tiene forma de triángulo).
En ese extremo tenemos el huequecito de la cavidad glenoidea, el sitio donde se une el omóplato con la cabeza del húmero. Los movimientos de orientación de la escápula facilitan la movilidad global de la extremidad superior y, le dan más amplitud y alcance.
Esta orientación, es necesaria para que todos los gestos de la extremidad superior se efectúen de manera muy precisa. Un conjunto de músculos entrecruzados, el romboides y el trapecio, el serrato y el pectoral menor, entre otros, mueven y orientan la escápula de la mejor manera posible.
Tanto las superficies de deslizamiento de la escápula y el tórax como sus músculos fijadores y orientadores pueden tener hipertonía, debilidades, fibrosis, cicatrices, adherencias (muy frecuentes),… que alteran el ritmo y la fluidez de movimientos de la cintura escapular. ¿Has tenido contracturas musculares en la espalda? ¿Tienes alguna cicatriz en el tórax?
Puede que el dolor en el hombro venga por compensaciones debidas a la reducción de la movilidad de la articulación escápulo-torácica. De nuevo, el terapeuta manual puede ayudar con fricciones, movilizaciones, liberación de adherencias, etc. Son necesarias técnicas para prevenir y reajustar las pequeñas.
Este artículo tiene continuación, lee el segundo volumen: ¿Dolor en el hombro al entrenar? – Vol. II