El ser humano tiene unas habilidades motoras que le permiten desenvolverse en su medio ambiente.
Desde las más sencillas, como caminar o correr hasta las más complejas como saltar o trepar, la variedad de movimientos que podemos hacer es enorme.
Muchos de estos movimientos se realizan en el plano sagital (de frente o espaldas) como los lanzamientos, las flexiones o (por poner un ejemplo del fitness) las sentadillas.
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El movimiento natural del hombre tiene muchos componentes de giro, aunque aparentemente no lo parezca. Por ejemplo, al correr la pelvis gira de un lado a otro en cada zancada.
Toda la columna vertebral y la cintura escapular se ven sometidas a torsiones al realizar un movimiento que parece muy recto (o lineal) como es correr.
Este razonamiento es igualmente aplicable a muchos gestos deportivos como los lanzamientos, patadas, técnicas de natación o movimientos de gimnasia. En todos ellos podemos observar como el cuerpo gira o se retuerce sobre su eje.
En otros casos, como los niños al gatear o cuando subimos a un árbol no sólo se producen giros sino que además observamos cruces en los que actúa la extremidad superior de un lado y la extremidad inferior contraria. Son patrones cruzados de movimiento.
La musculatura, que es la responsable de estos actos motores (o habilidades motoras), se coordina de manera que los músculos aislados forman parte de agrupaciones que llamamos “cadenas musculares”.
Existen cadenas musculares rectas, rotatorias y diagonales o cruzadas. En cada momento usamos la combinación de músculos encadenados, óptima para la ejecución del gesto.
Los técnicos del sector del fitness deben tener presentes estos dos conceptos:
- La mayoría de los actos y gestos de la vida cotidiana y deportiva tienen componentes de rotación y de patrones cruzados.
- Los músculos no trabajan aisladamente, sino que lo hacen en grupos o cadenas que son las necesarias para el movimiento que estamos realizando.
Es por esto que en las rutinas de entrenamiento deben incluirse ejercicios que no se limiten a la simple flexión y extensión del cuerpo sino que deben incluir siempre ejercicios de giro y cruzados, con los medios de los que disponemos actualmente o, si es necesario, ampliando el repertorio con nuevos materiales que nos ofrezcan más posibilidades de trabajo.
La industria del Fitness está desarrollando maquinaria y metodología de trabajo que ayudan a un trabajo más ajustado a las necesidades “funcionales” del día a día o del rendimiento.
Podemos poner dos ejemplos:
- Las máquinas de cable o polea oponen resistencia en ejercicios que se pueden hacer en múltiples planos y ejes. El cable permite una libertad de ejecución que permite trabajar en movimientos rotacionales o diagonales.
- El Entrenamiento Funcional, que en su propia definición ya nos dice que imita el gesto “de la función”, ya sea del usuario recreativo (con sus necesidades en el ámbito doméstico y laboral), ya sea el deportista en busca de rendimiento.
En los gimnasios estábamos abusando de los entrenamientos realizados casi exclusivamente en un plano sagital y por lo tanto potenciando sólo las cadenas flexo-extensoras (press de banca, prensa, sentadillas, jalón en polea,…).
Ahora tenemos a nuestra disposición materiales y concepto de trabajo que amplían enormemente la gama de gestos y movimientos que podemos incluir en las rutinas de entreno.
Si queremos que el esfuerzo de nuestros usuarios se transfiera a su capacidad de desarrollo en la vida cotidiana tenemos que dar resistencia y potenciar su musculatura tanto en movimientos de flexión-extensión como en giros, torsiones y patrones cruzados.
Este trabajo es fundamental y puede, a veces, parecer “extraño”. Los músculos y sus relaciones cambian, y las articulaciones se ven sometidas a fuerzas de corte o “cizalladura”, que pueden ser potencialmente lesivas.
Es entonces cuando debemos recordar que la parte final de toda sesión de actividad física finaliza con una serie “completa y suficiente” de estiramientos musculares.