Hola a todos;
Hoy me gustaría compartir con vosotros tres principios sobre los que el Pilates trabaja y de los que se nutre para sus beneficios…
Primer Principio: «Todo influye en todo»
El primero de los beneficios del método sobre los que vamos reflexionar es aquel que afecta sobre el principio universal de “todo influye en todo”.
Joseph Pilates decía: “En 10 sesiones, sentirás la diferencia. En 20 sesiones, verás la diferencia. En 30 sesiones tu cuerpo habrá cambiado por completo”.
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Con esta aseveración, Joseph nos destacaba el papel de la conexión de todas las esferas de la persona durante la práctica de su método, inspiración recogida sin duda de sus contactos con el Yoga (introducido en 1894 en EEUU por Swami Vivekananda).
Así, cabe destacar el orden de la frase. Primero sentirás, luego verás, después materializarás.
Estos preceptos (que no dejan de ser los mismos que para la educación de un niño durante la ilustración promovió la pedagogía educativa francesa, con Rosseau como máximo exponente) vienen a decir (por la analogía entre “educación del niño” y “educación del cuerpo”) algo así como:
“Si permitimos que el cuerpo sienta sus incongruencias motoras y que practique la solución funcional de las mismas, llegará por acumulación al punto en el que ese nuevo patrón motor se incorpore al esquema corporal del individuo, provocándose así una readaptación de todas las cadenas cinéticas y musculares en pos de la eficiencia funcional otrora perdida”.
Esto, cierto ensimismo, nos lleva a la definición del primer beneficio que os voy a destacar.
Si una persona comienza la práctica asidua del Método Pilates, no sólo podrá sentir y observar cómo se producen cambios en su cuerpo físico, sino también en el mental y en el emocional. Recordando aquí la premisa de “todo influye en todo”, es fácil atisbar cómo la práctica voluntaria con el objetivo de “ser más flexible” no sólo reportará flexibilidad al cuerpo físico de la persona.
Por lo que no os sorprendáis cuando tiempo después os digan: “Es que desde que practico Pilates soy más flexible en mi vida personal”. O cómo la práctica con el objetivo de “conocer y usar mejor su cuerpo” les lleve a conseguir otros como “conocerse y usarse mejor a ellos mismos”.
Segundo Principio: La forma sigue a la función
Otra de las máximas sobre las que vamos a reflexionar, es aquella de “la forma sigue a la función”. Esta aseveración proviene del movimiento arquitectónico y de diseño de principios del siglo XX, conocido como la Bauhauss, con Le Corbusier a la cabeza.
Si bien este concepto se originó en el mundo de la arquitectura y del diseño, sus premisas se cumplen en todos los órdenes y niveles de la Naturaleza, desde la forma de un girasol hasta la de los huesos del ser humano.
Así, si nos encontramos con una persona que quiere practicar Pilates que está en una fuerte depresión, podremos observar como su esquema corporal responde al siguiente patrón: rodillas en flexum, cadera retrovertida, lumbar rectificada, dorsal hipercifosada y cervical hiperlordosada… por supuesto con anteriorización y rotación interna de hombros.
Si lo pensamos, esa es la postura que adopta una persona fuertemente deprimida. Por tanto, aquí vemos como la forma (el esquema corporal) sigue a la función (estar deprimido).
Lo interesante de esto viene a continuación: Si a esa misma persona la entrenamos para compensar esas “tendencias” (esa “depresión corporal”), ganando flexibilidad isquiática (que le permita devolver las rodillas y la pelvis a su posición de neutralidad), fortaleciendo el Core más todos los erectores y estabilizadores profundos de la columna y fortaleciendo el complejo estabilizador escapular (todo esto con el entreno de movimientos que implican a cadenas abiertas y a cadenas cerradas), podemos dar por sentado que también estamos afectando positivamente a esa “depresión” (mediante una prolongada práctica de la “extensión”, de la “expansión” y de la “búsqueda de nuevas soluciones para pequeños retos altamente conseguibles”).
Joseph Pilates solía decir algo así como: “Nunca en mi vida me he lesionado, nunca una depresión ni un resfriado. Todo el mundo debería practicar mi método a diario, se sentirían felices de hacerlo”.
Así, en el Método Pilates, “la forma” (la postura) sigue a “la función” (sentirse bien).
Tercer Principio: “Desde dentro hacia fuera»
La mayoría de las grandes religiones y filosofías del planeta a lo largo de la Historia de la humanidad han promovido este principio.
En resumen, este principio nos viene a decir que cualquier cambio que queramos vivir, ha de iniciarse en un cambio interior. Este principio nos pone en contacto con conceptos tales como “la fortaleza interior” o “la capacidad de adaptación”.
Esto se entiende con un ejemplo análogo. Sí quieres que te contraten en ese gimnasio, pero piden titulaciones que no tienes, no esperes a que bajen la exigencias y a que ya no pidan ese requisito (cambio externo) y mejor vete a Orthos y apúntate a ese curso para tener ese titulo y así poder acceder a ese deseado puesto de trabajo (cambio interno).
Pilates decía que de los 6 principios de su método (Concentración, Centralización, Respiración, Control, Precisión y Fluidez de movimiento) los más importantes eran el Control y la Centralización (sin desmerecer ni un ápice a los otros cuatro). Así, podemos intuir como su filosofía vital obedecía a este principio de “desde dentro hacia afuera” o “desde el centro a la periferia” o “desde lo central a lo superficial”.
De esta manera, una persona que practica el Método Pilates, se encuentra confrontada por los sine qua non del Método a su capacidad para “centrarse”, entrenando en cada repetición su “concentración en sí misma”.
Esto nos lleva de inmediato a la capacidad de inhibición recíproca muscular y con ella, a la posibilidad de devolver la funcionalidad motora original (que no estabilizadora) de los grupos motores grandes y superficiales, todo esto a través de la activación de los estabilizadores profundos y de la zona Core.
Por tanto, el aprendizaje derivado de la práctica de una buena Centralización de la energía del cuerpo físico, durante la ejecución de un ejercicio del Método Pilates, nos ayudará a “estar más centrados” y a afrontar los “ejercicios de la vida” más desde nuestro centro.
Pilates decía: “Mantén siempre la mente plenamente concentrada en el propósito de los ejercicios mientras los realizas” y también “Centraliza tu energía antes de iniciar cualquier movimiento”. ¡Muy simbólico!