Los puntos gatillo (o “trigger points”), son una fuente de dolor más frecuente de lo que pensamos. El origen (el punto donde se “dispara”) y la zona en la que duele, no siempre se encuentra en el mismo lugar del organismo donde se origina y sino que, a menudo, el dolor está en una zona lejana a ese origen. Es por este motivo que los puntos gatillo “despistan” y se conocen poco.
El dolor es una señal de alarma que tiene el organismo para poner en marcha los mecanismos de la curación: avisar de que algo está funcionando mal, huir de lo que nos daña; poner en marcha recursos para arreglar la situación.
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Existen muchos tipos de dolor en función de su duración, tipo, localización, evolución. etc. Por ejemplo, al pincharnos con una aguja nos duele en el lugar del pinchazo; si tenemos una hernia discal puede doler en la zona lumbar o en el nervio que esté pinzado por la hernia, como en el caso del ciático que produce dolor en la cara posterior del muslo y de la pierna.
En este segundo caso, el tipo de dolor sigue el trayecto del dermatoma (la “rodaja”, el segmento de cuerpo), que corresponde al nervio espinal que controla ese segmento. Otro ejemplo lo tenemos en el caso de problemas cervicales, cuyo dolor sabemos que se irradia por el dermatoma correspondiente por el hombro o el brazo. El dolor local o el dolor segmentario son fácilmente entendibles.
El caso del dolor de los puntos gatillo es diferente y más complejo. En algunos casos, la zona del punto gatillo y del dolor está más o menos próxima pero en otros casos, el punto está en una zona y el dolor está en otra. Por ejemplo, el “trigger point” puede estar en el trapecio y la zona donde sentimos el dolor está en la cabeza; nos parece que tenemos migraña y sin embargo tenemos un problema en la espalda. ¿Cómo puede ocurrir esto, cuál es el mecanismo?
La zona de origen: el punto gatillo miofascial
El origen del dolor se encuentra en el cuerpo de un músculo o en la zona de transición entre el músculo y su tendón o aponeurosis. De ahí viene el nombre con que también se conocen: puntos miofasciales. Al palpar, percibimos una parte, una “banda” tensa del músculo, como si el músculo estuviera contraído.
Si seguimos esa banda hacia un lado u otro notaremos un punto que provoca una reacción de contracción del músculo, como un sobresalto. Ese punto además parece algo hinchado respecto del resto de fibras musculares. Visto al microscopio, veremos una especie de bulto o engrosamiento y que esa parte del músculo ha perdido parte de su mecanismo de contracción, está atrofiado.
Es como si esa parte del músculo hubiera estado luchando contra una desviación u otro músculo y se estuviera agotando por esa zona. Esa descompensación debe corregirse y dejar de desequilibrar la zona.
La zona de dolor: desviando la atención
El dolor viaja por los nervios periféricos, por las neuronas y hacia la médula espinal. Al llegar a la médula, las neuronas que conducen el dolor hacen contacto con otras neuronas que conducirán la señal hacia arriba, hacia el cerebro.
Parece ser que al llegar a la médula espinal, el dolor de los puntos gatillo se cruza hacia otras neuronas que llevan la información a una zona que no corresponde, por lo tanto se produce un cortocircuito.
El nervio que lleva la señal de dolor desde la zona lumbar se cruza con los nervios de la nalga y esa es la sensación engañosa” que percibe nuestro cerebro. Esto es una hipótesis pero que puede ayudar a entender este tipo de dolor.
Tratamiento de los puntos gatillo
Aparte de la dificultad de identificar el dolor miofascial y detectar el punto de origen, tenemos una gran variedad de técnicas de resolución del problema. Vamos a usar un ejemplo para entender cuál es la filosofía de trabajo, por ejemplo, la técnica de Mitchell.
La idea de base es aplicar una presión vertical sobre el punto de gatillo como si lo aplastáramos. Al hacerlo, el nudo o nódulo se deforma hacia los lados (como si presionamos una pelota). Al repetir esta maniobra varias veces, estamos bombeando líquidos adentro y afuera del nódulo donde entran nutrientes y salen residuos tóxicos. La zona de la banda tensa tiene mayor material para reconstruirse, crecer y dejar de estar atrofiada y recuperarse. Una vez recuperado el “trigger point”, la zona dolorosa deja de doler.
Que es y que no es un punto gatillo
No debemos confundir estos puntos gatillo con los puntos de la fibromialgia. En el caso de esta segunda, el diagnóstico se produce cuando exista dolor en 11 de 18 puntos corporales.
Los “trigger point” están distribuidos por todo el organismo y los podemos contar por centenares. Un dato interesante pero que no es concluyente, es que el 80% de los puntos de acupuntura coinciden con los puntos gatillo. Es curioso, pero no debemos sacar conclusiones precipitadas.
Conclusión
Es importante que los masajistas, fisoterapeutas y osteópatas busquen las bandas tensas e identifiquen y actúen sobre estos focos de dolor. Es todo una cuestión de tacto, de sensibilidad y de que el paciente nos indique si las sensaciones que percibe, son las mismas que percibe como dolorosas en su motivo de consulta.
El uso de una técnica u otra dependerá de la experiencia y preferencias del técnico manual. Las técnicas de estiramiento miofascial, la técnica de Jones, la punción seca, entre otras, forman parte de las herramientas de trabajo. Sea como sea, hay que ser muy precisos a la hora de identificar y aplicar la técnica que usamos habitualmente.