El tejido miofascial como una “unidad funcional y anatómica”, es poco recordado por las personas que se dedican a la terapias físicas y manuales. Sin embargo, los elementos que sirven para dar coherencia y armonía a los elementos activos del aparato locomotor son fuente de muchos problemas.
El masaje de los tejidos blandos está enfocado directamente a la elastificación y liberación de adherencias en los complejos músculo-fasciales. Se trata de una técnica muy eficaz, local y refleja, específica para muchos problemas que pasan desapercibidos en los tratamientos puramente musculares o ósteo-articulares.
¿Por qué?
En el tratamiento de las disfunciones primarias del aparato locomotor ha venido siendo tratado por medio de quiromasaje o masaje vital corporal. Sin embargo, y desde una perspectiva terapeútica, las disfunciones de los tejidos blandos:
- Fibrosis
- Celulitis
- Cicatrices
- Adherencias en cualquier estructura del aparato locomotor
- Problemas metabólicos
- Problemas circulatorios (del tránsito de substancias en el líquido del tej. conectivo laxo)
- Problemas de circulación linfática
Necesitan unas técnicas de tratamiento con un enfoque específico
Las técnicas tradicionales se han basado en un tratamiento dirigido de forma inespecífica (general) del que la estructura más beneficiada acaba siendo el músculo.
El tratamiento de tejidos blandos mediante técnicas específicas actúa tanto sobre el músculo como sobre los elementos aponeuróticos, fasciales y tejido conectivo laxo, que son los más afectados en este tipo de patologías (estas patologías suponen el 30 o 40% de los pacientes que nos consultan).
Protocolos de actuación
Importante: El tratamiento de tejidos blandos no puede ser concebido desde un punto de vista local, debemos tratar toda la red funcional miofascial. Esto implica tanto a los músculos y tejidos conjuntivos de segmentos:
- Tanto agonistas como antagonistas
- Tanto grupos anteriores y posteriores
- Tanto grupos internos como externos
- Tanto los del segmento implicado como los segmentos proximales y distales
Las técnicas usadas localmente, en la zona problemática, han de repercutir por compensación miofascial en otras zonas de la misma cadena cinética.
Las herramientas
El Ojo: La observación del terapeuta debe ser concentrada. Hay que observar con detalle y “encontrar” más que “buscar” asimetrías, desalineaciones, rotaciones, etc.
La mano: Con la mano escuchamos a los tejidos:
- Cómo se crea espacio entre tejidos
- Cómo se disminuye la viscosidad del tejido (se hace más fluído)
- Cómo se recuperan los ejes naturales de movimiento
Con la mano, con el tacto, percibimos el ritmo y la presión y por la presión mecánica ejercida, detectamos la profundidad del tejido dañado al que hay que acceder. De esta manera de actúa sobre estructuras que están a diferentes profundidades.
El paciente
Se tiene que comprometer a que llegado un cierto momento durante el tratamiento a realizar los ejercicios recomendados por el terapeuta. En las sesiones iniciales, quién más contribuye a la mejoría de la lesión es terapeuta: con su escucha activa y con la sensibilidad de sus manos.
Una vez se ha establecido un vínculo de confianza entre el paciente y la persona que trata (el primer paso para lograr esta confianza es un buen diagnóstico), entonces el paciente contrae la obligación de seguir las indicaciones del terapeuta.
Precauciones a tener en cuenta
Para evitar que el tratamiento afecte a estructuras que no deseamos alcanzar, hay que tener una buena base anatómica y fisiológica, y sobre todo tomarse el tiempo para “escuchar” a los tejidos del paciente y escuchar las sensaciones que el paciente nos comunica. Estas sensaciones pueden estar causadas por un exceso de presión sobre el recorrido de nervios o vasos.
Podemos percibir tensiones bruscas (provocadas por la excesiva velocidad, ritmo, presión y profundidad) por el desencadenamiento del reflejo miotático y espasmos dolorosos que nota el paciente.
Técnica a aplicar
- La mano para diagnosticar (escucha)
- La mano como herramienta (tratamiento)
El tratamiento en sí, consiste en: tirar y distender varios tejidos blandos del cuerpo y desencadenar reflejos locales y distales, eliminando el exceso de tono, hipertonía muscular y reducir la viscosidad de los tejidos miofasciales.