Introducción: El Hombre detrás del Método
Joseph Hubertus Pilates, nacido en Alemania en 1880, no tuvo una infancia fácil. Aquejado por enfermedades como el asma, la fiebre reumática y el raquitismo, su determinación para superar estas dolencias lo impulsó a explorar un amplio abanico de disciplinas físicas. Se sumergió en el culturismo, la gimnasia, la natación, el boxeo y el esquí, transformando su cuerpo de manera tan radical que, con tan solo 14 años, ya posaba como modelo para dibujos de anatomía. Esta experiencia personal fue la semilla de su profundo interés por la conexión intrínseca entre el cuerpo, la salud y el bienestar. Esta búsqueda incansable no solo transformó su propio cuerpo, sino que sembró la semilla de una filosofía del movimiento completamente nueva y un método propio.
Fue entonces cuando acudió a un fisioterapeuta especializado en masaje deportivo y quiromasaje. Tras varias sesiones, no solo alivió sus molestias, sino que también descubrió una herramienta clave para la recuperación muscular y la prevención de lesiones.
Joseph Hubertus Pilates (1883–1967) fue un pionero alemán del movimiento y la salud integral. Desde muy joven se interesó por comprender cómo cuerpo y mente podían trabajar en armonía para mejorar la condición física. Fruto de esa búsqueda creó un innovador sistema de entrenamiento que combinaba fuerza, control y respiración consciente. A esta disciplina la llamó “Contrología”, una práctica destinada a alcanzar el dominio total del cuerpo mediante la concentración y la precisión, sentando las bases de lo que hoy conocemos como el método Pilates.
Definiendo la «Contrología»: La Filosofía Original
Antes de ser conocido como «Pilates», el método tenía un nombre que encapsulaba toda su filosofía: Contrología. Joseph Pilates lo definió de la siguiente manera:
El método pretende desarrollar simultáneamente el cuerpo, la mente y el espíritu a través del estricto control de los movimientos.
Este nombre original subraya la idea más fundamental y poderosa de la técnica: el ejercicio no es un acto meramente mecánico, sino el resultado de un control mental estricto sobre cada acción del cuerpo. El objetivo no era solo fortalecer los músculos, sino coordinar mente, cuerpo y espíritu en una unidad armónica y funcional.
Pero, ¿cuáles son exactamente los pilares de esta disciplina?
Los Pilares Fundamentales de la «Contrología»
La filosofía de la Contrología se sostiene sobre tres principios conceptuales que la diferencian de otras formas de entrenamiento físico:
1. Desarrollo Simultáneo (Mente, Cuerpo y Espíritu) El objetivo final no es simplemente alcanzar una buena forma física, sino lograr una integración completa. Cada movimiento debe ser una manifestación del dominio de la mente sobre el cuerpo, buscando una ejecución consciente que involucre no solo el esfuerzo físico, sino también la concentración mental y el enfoque espiritual.
2. Control y Precisión del Movimiento La clave del método no reside en la cantidad de repeticiones o en la velocidad, sino en la calidad y el dominio de la ejecución. La Contrología busca el máximo control posible sobre cada fase del ejercicio, enfatizando la precisión para asegurar que los músculos correctos trabajen de la manera más eficiente y segura.
3. Equilibrio y Musculatura Profunda A diferencia de otros entrenamientos centrados en los grandes grupos musculares superficiales, Pilates se adentra en el cuerpo para activar y fortalecer la musculatura profunda. Estos músculos son los responsables de proporcionar estabilidad a las articulaciones y de mantener un equilibrio corporal integral, creando una base sólida para todo movimiento.
Estos principios no nacieron en un vacío, sino que se forjaron en un lugar y un momento muy concretos de la vida de Pilates.
El Nacimiento de un Método: De la Adversidad a la Innovación
La Primera Guerra Mundial marcó un punto de inflexión. En 1912, Joseph Pilates había viajado a Inglaterra como parte de un acto de circo y, para ganarse la vida, aplicaba sus conocimientos entrenando en boxeo y autodefensa a los policías de Scotland Yard. Con el estallido de la guerra, al ser ciudadano alemán, fue recluido en un campo de internamiento en la Isla de Man. Fue en este entorno de adversidad donde su filosofía comenzó a tomar una forma práctica y estructurada.
El primer «Mat-work»: Pilates no se dejó vencer por el confinamiento. Reunió a otros reclusos y comenzó a entrenarlos en el suelo con una serie de ejercicios diseñados para mantener la salud física y mental. A este programa lo llamó formalmente «Contrología».
La invención de los aparatos: Mientras ayudaba en el hospital del campo, su ingenio lo llevó a crear soluciones para la rehabilitación de los pacientes. Utilizando los muelles de las camas, diseñó un sistema de resistencias progresivas que permitía a los postrados ejercitarse. Este fue el precursor del equipamiento de estudio que hoy asociamos directamente con el método Pilates.
La Evolución: De «Contrología» al Método Pilates
Al finalizar la guerra, Pilates continuó perfeccionando su método, un camino que finalmente lo llevaría a Estados Unidos, donde su técnica se expandiría hasta adoptar el nombre de su creador. Varios hitos clave marcaron esta transformación:
Hito Clave:
Contribución al Método
Encuentro con la Danza en Alemania
Al volver a Alemania tras la guerra, Pilates entró en contacto con grandes innovadores de la danza moderna como Rudolf Von Laban, Kurt Jooss y Mary Wigman. Este encuentro fue crucial y marcó el inicio de la profunda influencia de la danza en su trabajo.
Rechazo al Partido Nazi y Emigración
Al ser invitado a entrenar al nuevo ejército alemán y reconocer las implicaciones de la propuesta, la rechazó y decidió embarcarse hacia Nueva York en 1923, llevando consigo su innovador sistema.
Apertura del Estudio en Nueva York (1926)
Junto a su futura esposa Clara, una enfermera de profesión, abrió su primer estudio. La paciencia y el enfoque metódico de Clara complementaron perfectamente el vigor y la impaciencia de Joseph, creando un ambiente de enseñanza único.
Adopción por el Mundo de la Danza
Aunque sus clientes eran diversos, fue la comunidad de la danza la que reconoció el valor de su trabajo. Figuras legendarias como George Balanchine, Ted Shaw, Martha Graham y Hanya Holm adoptaron el método para entrenar y rehabilitar a sus bailarines, convirtiéndose en sus principales difusores.
La popularidad del estudio en Nueva York y la asociación directa del método con la figura de su carismático creador hicieron que, con el tiempo, el nombre «Contrología» fuera gradualmente reemplazado por el que hoy conocemos universalmente: el método Pilates.
Conclusión: La Esencia que Perdura
Aunque hoy lo llamemos Pilates, entender su nombre y filosofía originales la Contrología es fundamental para cualquier estudiante. Nos recuerda que esta práctica va mucho más allá de una simple serie de ejercicios para tonificar el cuerpo. Es una disciplina integral que busca, por encima de todo, la unión consciente de la mente y el cuerpo, enseñándonos a movernos con control, precisión y un propósito que integra todo nuestro ser.
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