La biomecánica se ha entendido habitualmente como la ciencia que estudia la estructura y función del cuerpo humano.
En este texto usamos los conceptos de biomecánica, refiriéndonos al concepto tradicional pero con sutilezas que hacen que la llamemos “biomecánica blanda o suave”.
Una vez considerado el cuerpo humano como un conjunto de elementos organizados en el espacio, pasamos a la idea que esa arquitectura maleable se mueve e interactúa con su medio interno y se desplaza.
Las articulaciones no son palancas
La biomecánica tradicional ha estado estudiando el aparato locomotor y, más concretamente, como un mecanismo formado por motores y bielas, palancas en el que el punto de apoyo está en la articulación, los brazos de palanca se encuentran en los huesos y las fuerzas (momentos) corresponden a los brazos de potencia y de resistencia (pesos o inserciones musculares).
Hemos usado este modelo por su fácil aplicación cuando queremos analizar el balance muscular de muchos ejercicios y las fuerzas que interactúan con el aparato locomotor, o en cirugía, cuando queremos intervenir para reparar lesiones o implantar prótesis que no responden más que a la mecánica cartesiana clásica.
Sin embargo, este modelo resulta insuficiente si queremos incorporar al mismo lo pequeños movimientos de ajuste (micromovimientos) en las articulaciones que limitan mucho los movimientos visibles (macromovimientos): flexo-extensión, inclinación D-I y rotación D-I.
Sólo teniendo en cuenta esta idea, añadiendo los movimientos sutiles, pasamos de 6 movimientos en las articulaciones intervertebrales a 12 si incluimos los deslizamientos antero-posteriores (2), laterales (2) y las compresiones y tracciones.
Otro ejemplo. Estudiamos los movimientos de la cintura escapular (la sindesmosis escápulo-torácica) pero nos olvidamos de la articulación pivote, la más limitante: la articulación esternoclavicular o mejor dicho, esterno-costo-clavicular.
Esta articulación tiene un menisco y más de 12 posibles movimientos si dejamos aparte el hecho del doble contacto entre la clavícula y el menisco, y el menisco y el esternón, además de las relaciones con la primera costilla con la que tiene uniones anatómicas.
Es una articulación poco estudiada y olvidada por muchos profesionales sanitarios dedicados al aparato locomotor.
Las palancas “mecánicas” son estructuras rígidas con un punto de apoyo, un brazo de potencia, un brazo de resistencia y las fuerzas que se aplican en los mismos.
Este modelo ha sido muy útil durante cientos de años especialmente en el diseño de componentes mecánicos, en los inicios del estudio de la biomecánica del organismo humano y en el diseño de robots o prótesis ortopédicas.
Sin embargo, ha dejado de tener capacidad heurística al aplicarlo a materias tan dispares como la osteopatía, los movimientos de la columna vertebral, las propiedades de la fascia o las terapias reflejas.
Articulaciones y palancas biológicas
Las “palancas biológicas” (los balancines articulares) si las podemos llamar así, no tienen un punto de apoyo fijo, sino que los ejes de rotación de cada articulación se modifican constantemente tanto en el punto instantáneo de apoyo como en la orientación de sus ejes que sigue un trayecto cónico o a parecido a un hiperboloide de revolución.
Además, el “trayecto angular” durante de ida y vuelta desde la flexión a la extensión (y a la inversa) de una articulación cualquiera, no es el mismo.
Durante la flexión de la cabeza (del cuello en su conjunto) la flexión de C4-C5 es lenta al principio y va incrementándose a medida que llegamos a la flexión completa. Durante la extensión ocurre el fenómeno contrario.
La “película” del movimiento de estas dos vértebras ha sido diferente a la ida y a la vuelta.
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En realidad, los radios de las superficies esféricas o “planares” no son iguales en ambas facetas articulares (de hecho, ninguna articulación tiene sus dos facetas congruentes”).
Por ejemplo, la cabeza del fémur tiene un radio mayor que el acetábulo, lo que hace que la articulación sea incongruente pero que genera un espacio llamado “gap” amortiguador que consiste en una cámara de aire que aporta un cojín aero-neumático a la cadera.
De hecho, las prótesis de cadera más modernas ya contemplan dos ejes de rotación para la cabeza del fémur.
En definitiva, el punto de apoyo no es un punto fijo sino que se desplaza a lo largo de las superficies articulares según el grado de movimiento de la articulación y el camino (de esos puntos) ha dibujado un auténtico camino en un movimiento y otro camino diferente, al volver.
No existe el punto de apoyo entendido tradicionalmente; existe un permanente movimiento de puntos de apoyo instantáneos.
Las fuerzas de potencia y resistencia se aplican en infinidad de direcciones, bien sea por el movimiento de la línea de tensión de los tendones o por las modificaciones que producen los anexos conjuntivos, los reajustes articulares, las inestabilidades del terreno, fuerzas externas.
Las líneas de fuerza “vibran”, se multiplican en un ajuste constante a las necesidades de las cargas de la articulación en cada momento.
Conceptos y aplicaciones
Este concepto de biomecánica blanda puede aplicarse en muchos campos de trabajo para mejorar la salud de las personas. Como especialistas en welness, fitness y salud, tanto los entrenadores personales como los masajistas pueden aplicar estas ideas a su trabajo cotidiano.
La aplicación práctica de lo que hemos dicho anteriormente es que podemos ser más eficientes al trabajar la movilidad de las articulaciones. Si ejercitamos tanto los macromovimientos con ejercicios de movilidad de recorrido amplio como los micromovimientos con movilizaciones y movimientos de ajuste, lograremos que las articulaciones alcancen su máximo recorrido articular.
Este nuevo concepto de biomecánica blanda nos abre las puertas a nuevas modalidades de actividad física y de posibles técnicas manuales a aplicar.