El masaje tiene una gran cantidad de beneficios orientados al bienestar de la persona. Los efectos del masaje incluyen alivio del dolor, relajación muscular y nerviosa, mejora de la capacidad de movimiento, etc.
Para lograr estos beneficios debemos aplicar roces, amasamientos o fricciones; es decir, aplicamos fuerza y presión sobre la piel, la dermis, los músculos y los tejidos conjuntivos. El impacto mecánico de las manos sobre los tejidos corporales produce enrojecimiento con vasodilatación y dolorimiento que son los síntomas de la inflamación.
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La única diferencia entre el masaje y un traumatismo, desde el punto de vista de la inflamación es la intensidad y el control. Podemos decir que el masaje produce una inflamación controlada. Este efecto “lesivo” del masaje puede parecer contradictorio a la vista de sus objetivos.
Sin embargo, podemos entender que este mecanismo es adecuado si consideramos que la inflación es una primera etapa del proceso de curación, en el sentido de que enfermar es curarse.
El mecanismo de la inflamación
Los traumatismos actúan sobre la zona lesionada como una onda expansiva que deforma los tejidos y las células. En la zona hay unas células que están cargadas de una molécula llamada histamina.
La histamina es la molécula de la inflamación y es la que inicia todos los procesos que van asociados a ella. Es como si el impacto que produce la lesión libere esta substancia y ésta a su vez pone en marcha el proceso inflamatorio.
Algunos de los efectos de la histamina incluyen la irritación de las terminaciones nerviosas libres que desencadenan el dolor y la dilatación de los vasos sanguíneos que produce enrojecimiento aumento de la temperatura e hinchazón de la zona.
Estos efectos sirven para “avisar” de que tenemos una lesión en la zona y para facilitar el aporte de materiales y nutrientes energéticos que servirán para la reparación de los tejidos.
La rotura local de los tejidos vierte en la sangre una serie de substancias (prostaglandinas, tromboxanos,…) que “llaman” pidiendo auxilio a las células blancas del sistema inmune. Estas células ayudan a la reconstrucción de los tejidos lesionados y previenen las infecciones. En resumen, podemos ver que los diferentes aspectos de la inflamación son, a la vez, los que ayudan a la curación de las lesiones.
El masaje como inflamación
Los amasamientos, fricciones y roces que aplicamos en un masaje son “traumatismos” sobre los tejidos blandos que causamos a voluntad pero de forma controlada. El hecho de dar la dosis justa de aplicar la intensidad adecuada depende de la habilidad del masajista.
Cuando tenemos experiencia y habilidad en las manos somos capaces de aplicar roces con la máxima suavidad para preparar el masaje y relajar a la persona y, cuando es necesario, aumentar la intensidad, la profundidad y la duración del masaje al límite del no dolor para deshacer adherencias y dar elasticidad a los tejidos.
El masaje tiene efectos locales y generales; los locales, por su acción mecánica directa, pone en marcha los mismos mecanismos que un traumatismo salvo por la intensidad y la intención.
El masaje también libera histamina y por tanto se irritan las terminaciones nerviosas y se dilatan los vasos sanguíneos. Estos efectos se pueden notar por la sensación de dolorimiento que nota al paciente al acabar la sesión.
Recordemos que muchas personas se tocan o mueven los hombros o el cuello en un acto de volver a conectar con el propio cuerpo, como un despertar. La vasodilatación se puede notar de forma evidente puesto que veremos las zonas en las que más se ha trabajado con la piel claramente enrojecida y caliente.
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Los múltiples efectos del masaje
El conjunto de efectos “pseudoinflamatorios” del masaje cumplen la misma función que la inflamación producida por un traumatismo.
La reacción de dolor del trauma se convierte en este caso en una mejora de la propiocepción y una mejor conexión con nosotros mismos, cuerpo-mente. Estamos entre dosa extremos del masaje: dolor y bienestar.
El efecto vascular hace que llegue más sangre con calor, nutrientes y oxígeno, lo que ayuda a la regeneración del tejido que se hace más elástico, se libera de adherencias y aumenta la amplitud de movimiento.
Puede que asociar inflamación y masaje sea algo extraño pero si aceptamos esta idea, el trabajo que vamos a hacer como masajistas puede ser más eficaz, estará mejor orientado y tendrá mejores resultados.