La idea de que cuando hacemos un masaje en una zona, aportamos un beneficio en ese punto, es algo sencillo y elemental.
Es necesario tener un conocimiento más profundo de las técnicas de masaje para darse cuenta que el masaje tiene efectos globales que benefician a la persona como un todo.
El ser humano es un organismo complejo con diferentes niveles de organización (desde lo más pequeño, microscópico, hasta lo visible, lo macrocóscopico); está formado por células y tejidos que forman órganos y sistemas.
Todos estos elementos están interconectados, desde lo más grande a lo más pequeño, desde la sangre hasta los huesos, desde las células del hígado hasta el bíceps.
Holismo y sistemas globales
Para estar sanos y que todos los órganos funcionen correctamente, debe haber unos sistemas que realicen la integración, los llamados “sistemas globales” que participan en la conexión de todo lo que ocurre en nuestro interior.
Estos sistemas globales son el circulatorio (el corazón y los vasos sanguineos), el nervioso (el cerebro y todos los nervios) y el fascial (un tejido formado de colágeno que une y da cohesión a los tejidos) que llegan a todas partes, hasta las últimas células.
Un quiromasajista debe conocer las conexiones y la forma cómo funcionan estos sistemas globales y cómo se regulan las funciones del cuerpo como un todo.
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El sistema circulatorio canaliza la sangre que transporta oxígeno, nutrientes y residuos de un órgano a otro, alimentando y limpiando el entorno de las células.
El linfático forma parte del sistema circulatorio con funciones de limpieza y defensivas.
Y el nervioso es el encargado de conectar, con información nerviosa, todo el interior del organismo y el organismo con el exterior.
Las neuronas son las células principales de este sistema que utiliza electricidad para transmitir la información en la propia neurona, utilizando substancias químicas (neurotransmisores) para conectar una neurona con otra.
La fascia (o tejido conectivo) se encarga de compactar los órganos, transmitir tensiones y regular el entorno de las células.
Por ejemplo, conecta hueso y músculos, empaqueta los nervios, da soporte a las neuronas y rodea los huesos, entre otras muchas funciones.
Su principal componente es el colágeno, una proteína fibrilar (en forma de “cuerda”) y que de forma más o menos compacta, más o menos alineada, cumple su función de unir, compactar o conectar.
El Masaje y la circulación, los nervios y la fascia
El masajista experimentado, conoce perfectamente estos sistemas que hemos llamado “globales”.
Por medio del tacto detecta, por ejemplo, zonas fibrosas de la fascia que comprimen arterias y las libera, estimula la circulación venosa de retorno para que el oxígeno y los nutrientes lleguen a todas las células, con lo cual tenemos más energía, en general (¿energía vital?).
Finalmente, el trabajo sobre el sistema fascial puede “crear espacio” en el interior de los músculos, facilitar el deslizamiento de los tendones y los nervios, estimular la calcificación de los huesos, etc.
El Masaje: comunicación local y efectos globales
Todas las funciones de los órganos y aparatos del cuerpo humano deben estar coordinadas, debe haber un ajuste entre un sistema y otro.
Estos sistemas que podemos llamar integradores son:
- El sistema nervioso (voluntario o vegetativo, simpático o parasimpático)
- El endocrino (hormonas), los opioides (neuropeptidos o segundo cerebro -entre ellos las conocidas endorfinas-)
- El sistema inmunológico que se encarga de la identidad e integridad del individuo (células e inmunoglobulinas).
El buen profesional del quiromasaje, al colocar las manos en contacto con el paciente produce una oleada de efectos locales y generales que estabilizan el organismo.
Las manos del quiromasajista se comunicarán con la piel del paciente para detectar zonas donde abrir espacio y hacer camino a los vasos y nervios; es decir, oxígeno y nutrientes.
El simple contacto corporal, que es la máxima comunicación que dos personas pueden tener, tiene un efecto relajante nervioso, mejora el estado del sistema inmune y aumenta la secreción de los opioides internos (por eso nos notamos como adormecidos al acabar un masaje).
Las hormonas cambian nuestro estado vital y pasamos de un estrés de alerta y lucha a un estrés bueno, adaptativo.
El exceso de adrenalina (sistema simático) que nos lleva al estrés malo: “fight or flight” (luchar o volar) cambia a un control parasimpático “rest o digest” (descansar o digerir) que permite que se reconstruyan los elementos que se han afectado por la fatiga o la tensión vital o del trabajo.
En definitiva el masaje de un amigo nos alivia y debemos estar agradecidos por su ayuda, que siempre será positiva. Un quiromasajista aprovecha todos los recursos y obtiene todos los beneficios que se pueden obtener de un masaje profesional.
Por: Santi Jacomet