Ser celíaco o intolerante a la lactosa es más frecuente de lo que parece. ¿Cómo lo sabemos? ¿Son el mismo tipo de enfermedad? Las enfermedades inflamatorias del intestino están relacionadas con la alimentación pero no todas se producen por el mismo mecanismo, tienen los mismos síntomas ni el mismo tratamiento.
Estas dos enfermedades se parecen en que producen molestias intestinales, diarrea o estreñimiento, anemia crónica, osteoporosis, síntomas neurológicos, lesiones en la piel, y/o alteraciones de la función del hígado. las alergias alimentarias, la intolerancia y la toxicidad digestiva son tres patologías que se parecen pero que tienen orígenes muy diferentes.
¿Soy celíaco o intolerante al gluten?
La celiaquía es una enfermedad en la que reacciona el sistema inmunológico ante el gluten. Es decir, es una reacción alérgica de la persona a un alérgeno (producto extraño). En el caso de la enfermedad celiaca, el alérgeno es el gluten y más en concreto, la gliadina. Dicho de otra manera, la persona es alérgica o reacciona al gluten.
El rechazo, la reacción se produce sobre todo en el revestimiento del intestino delgado cuyas paredes se inflaman y degeneran. Con el paso del tiempo, las vellosidades intestinales se van desgastando, está inflamadas y la parte interior del intestino se va haciendo cada vez más delgada.
La celiaquía es una enfermedad en la que el sistema inmunológico reacciona ante el gluten como si fuera una substancia extraña. No es una irritación química ni una incapacidad para digerir o absorber. El sistema inmunológico ataca al propio organismo, en una especie de acto «suicida». El desencadenante de estos errores es la gliadina del gluten. Ser celíaco ocurre de una manera muy diferente a ser intolerante a la lactosa, por ejemplo.
En definitiva, la celiaquía no es una intolerancia a un nutriente puesto que no se trata de un problema de digestión. Se trata de un problema de interpretar una substancia como peligrosa, como ajena al cuerpo que debe ser rechazada.
La enfermedad se puede manifestar en cualquier momento de la vida. Puede empezar a dar síntomas desde la primera infancia hasta la edad adulta. La celiaquía está relacionada con un componente psicológico y con un componente genético por lo que es más probable que la padezcan algunos de nuestros familiares.
Los trastornos que más frecuentemente se asocian a la celiaquía son:
- Enfermedades autoinmunes (artritis reumatoidea, tiroiditis, Exceso de secreción de cortisol (Addison)
- Cáncer intestinal
- Linfoma intestinal
- Intolerancia a la lactosa
- Diabetes tipo I
Intolerancia a la lactosa
La intolerancia a la lactosa es una patología en la que la persona son puede digerir el azúcar de la leche. La maltosa es un disacárido formado por la unión de dos glucosas. La imposibilidad de digerir la lactosa es debido a que falta la enzima que rompe esas dos glucosas: la lactasa. En definitiva, la intolerancia a la lactosas es la imposibilidad de digerir la lactosa. La diferencia con la celiaquía está en que en este segundo caso, la persona es alérgica al gluten. La pregunta: soy celíaco o intolerante a la lactosa es fácil de resolver pues se relaciona con diferentes alimentos y por diferentes mecanismos.
La intolerancia a la lactosa tiene una gradación. En el caso de que no haya lactasa, la intolerancia es máxima. Si la persona segrega ciertas cantidad de lactasa, seguramente podrá tomar lácteos, en especial, yogur o quesos.
Si eres celíaco o intolerante a la lactosa, es crucial cuidar tu alimentación y asegurarte de obtener los nutrientes necesarios para mantener un estilo de vida saludable. En este sentido, el Curso de Nutrición Deportiva puede ser de gran ayuda. Aprenderás sobre la importancia de una dieta adecuada, cómo adaptarla a tus necesidades específicas y optimizar tu rendimiento físico.
La intolerancia a la lactosa se manifiesta como dolores abdominales, diarreas, nauseas, cólicos, hinchazón o gases. Los síntomas aparecen después de haber tomado algún lácteo, entre 30 minutos a 2 horas.
Es de destacar que las personas que no son intolerantes a la lactosa dejan de tomar lácteos se vuelven intolerantes porque su intestino deja de sintetizar lactasa, por innecesaria. Es decir, una persona puede volverse intolerante a la lactosa simplemente porque no usa el mecanismo digestivo al no tomar los alimentos que usan ese mecanismo. Esta situación puede darse por capricho o moda, o por una ideología como es el caso de los veganos.
Los personas que tienen intolerancia a la lactosa no toleran bien la leche ni otros lácteos, es decir, aquellos que contienen lactosa. En los los adultos sólo se desarrollan síntomas cuando se consumen más de 250 a 375 mL. de leche. Algunas personas intolerantes, identifican tempranamente que la leche y otros productos lácteos les sientan mal y les provocan problemas gastrointestinales. Consciente o inconscientemente los evitan.
En un niño intolerante a la lactosa se produce diarrea y una falta de aumento de peso cuando la leche forma parte de su dieta.
Síntomas de la intolerancia a la lactosa
Los adultos, después de tomar lácteos, pueden padecer hinchazón abdominal, cólicos, diarrea, gases, náuseas. La diarreas se producen al cabo de un rato de haber tomado la comida que contiene lactosa.
Si las diarreas son importantes, se impide la correcta absorción y asimilación de los nutrientes de la dieta, en general, Esto podría dar lugar a malnutrición. Este caso es poco frecuente porque las diarreas debidas a la intolerancia a la lactosa son generalmente leves. Por el contrario, la malaabsorción debida a la enfermedad celíaca, es más grave,
Estas enfermedades se asocian con frecuencia a las infecciones intestinales, que son enfermedades más graves.