A veces surge este tema durante alguna formación y, al margen de “para qué elegiríamos unos u otros”, cuando esto sucede me llama poderosamente la atención que quienes tienen menos dificultades para manejarse con este tipo de conceptos son aquellas personas que vienen de un entorno deportivo distinto al fitness, incluso completamente ajeno al entrenamiento físico, lo que me hace pensar que en nuestro sector tenemos un cacao importante al respecto.
La multitud de sinónimos que utilizamos, en ocasiones, no hace más que enmarañar las cosas. Estos son algunos términos que también usamos para referirnos a los ejercicios “globales”: básico, complejo, de fuerza, funcional, integrado… Y estos algunos que solemos utilizar al hablar de los ejercicios “analíticos”: específicos, de localización, de aislamiento, de forma…
La explicación más generalizada con la que me he topado a lo largo de los últimos veinticinco años para diferenciar unos de otros es que los ejercicios globales son aquellos en los que se trabajan más músculos a la vez y se mueven más articulaciones, lo que hace que se maneje más carga, por lo que estos ejercicios son ideales para desarrollar fuerza e hipertrofia (suelen recomendar realizarse al principio del entrenamiento o en periodos de ganancia de peso y fuerza). Ejemplos habituales serían el “press de banca”, la “prensa inclinada” y el “press militar con barra sentado”.
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En contraposición, los ejercicios analíticos serían un poco todo lo contrario, trabajarían músculos de manera focalizada moviendo pocas articulaciones, lo que obligaría a disminuir sensiblemente la carga y los haría especialmente útiles para aislar un músculo concreto y definirlo más (suelen usarse al final de los programas de entrenamiento o en entrenamientos enfocados a la pérdida de peso).
Ejemplo de ejercicios analíticos serían las “aperturas con mancuernas”, los “lunges” o “zancadas” y las “elevaciones laterales con mancuernas”. Hasta ahí un poco de lo que se comenta, se puede ver y se hace en algunas salas de fitness y algunas formaciones…
Si os fijáis, al querer clasificar por un lado los ejercicios globales y por otro los analíticos, es habitual referirse a la cantidad de articulaciones implicadas en el ejercicio como un factor que los puede distinguir entre sí, y parece un razonamiento lógico que aquellos con más articulaciones implicadas sean más globales que los que implican menos.
Sin embargo, la mayoría de las veces, en realidad lo que se está valorando no son las articulaciones que están implicadas, sino las que están en movimiento… y no, no es lo mismo.
Esta diferencia pese a parecer banal es muy importante, ya que ¡aquellas articulaciones que no se mueven durante la realización de un ejercicio pueden estar soportando más resistencia que las que sí lo hacen!
Imagina lo que sucede en los músculos que controlan las articulaciones de la cadera y todas las que se dan entre los cuerpos vertebrales de la columna dorsal y lumbar, aunque estén estáticas (o mejor dicho, precisamente por estar estáticas), mientras ejecutamos un «remo con barra inclinado» con las articulaciones del hombro y el codo en movimiento. ¿Cómo pueden mantenerse estáticas si la resistencia producida por la barra está intentando cambiar su posición? Piensa un poco.
Otra cosa curiosa que se suele ver a menudo es que se tratan los términos global y analítico como absolutos, sin entender que son algo relativo que depende de distintos factores y siempre en relación con otro ejercicio (es como decir que algo es grande o pequeño, ¿comparado con qué?).
A menudo los ejercicios que se catalogan por sistema como analíticos, pongamos una “patada de tríceps con mancuerna” podrían clasificarse como globales simplemente si se compararan con otro ejercicio que implicara menos articulaciones a las que les llegara resistencia (independientemente de si se mueven o no), que tuviera simplemente más puntos de contacto o soporte, como una “extensión de codo unilateral con mancuerna tumbado”, o más restricciones a la libertad de movimiento de las cargas y las articulaciones, o menos resistencia articulación por articulación, en definitiva, menos dificultad neuromuscular que esa “patada de tríceps con mancuerna”, vaya.
Pero incluso aceptando el término como absoluto, esa etiqueta de complejo o analítico se seguiría usando en multitud de ocasiones de forma incorrecta ya que, pese a que una parte del mundo del fitness ya asume que un ejercicio no trabaja más músculos por desplazar más carga que otro (“sentadilla” vs “prensa inclinada”, por ejemplo) y que por ese motivo un «press de banca» podría ser más analítico que su homólogo con mancuernas (sí, piénsalo), le seguimos asignando la etiqueta de “ejercicio analítico” a las «aperturas con mancuernas» porque en este último se mueven menos articulaciones y se maneja menos peso, cuando no sólo es un ejercicio más parecido al «press con mancuernas» que al «press de banca» (algo obvio si valoramos los factores que se pueden leer un poco más arriba como las restricciones a la libertad de movimiento de las articulaciones, puntos de contacto o soporte… ) sino que en igualdad de condiciones sería más global que el propio «press con mancuernas».
Sí, estás leyendo bien, por loco que parezca estoy afirmando que el más global o menos analítico de los tres ejemplos es el ejercicio de “aperturas con mancuernas”. En conclusión, que la labor de un entrenador no sólo es entrenar, sino también formar, educar informando, y que está genial simplificar, ordenar o clasificar si eso sirve para mejorar la calidad de nuestro cometido. Lo que debemos mantener en mente mientras clasificamos y ordenamos es si la forma en que lo hacemos es realista y, sobre todo, útil.
El gran filósofo Ortega y Gasset decía “siempre que enseñes, enseña también a dudar de lo que enseñas”, al hilo de esta frase yo añadiría “siempre que aprendas aprende también a dudar de lo que aprendes”, y eso incluye a este artículo.